Cuando cumplí catorce años

 

“Cuando cumplí catorce años la hermana de mi mamá me llevó a comer y me dijo…” Así comienza un emocionante poema de Alexis Rhone Fancher que tradujimos para ustedes esta semana. El poema nos recuerda que una comida (cumpleañera o no) siempre nos puede llevar por caminos inesperados. La hora de la comida está abierta a volteretas de la emoción. No esperen comida en el cuerpo del poema –a menos que consideren morder un pezón una forma de comida (tienen razón: sí, sí lo es)– pero lean hasta el final, manteniendo en mente el título, y háganse esta pregunta: ¿quién es la tía de la comida: la hermana mayor o la menor? Como suele suceder en poesía, no hay aquí respuestas fijas, pero las dos posibles matizarán dolorosamente su lectura. (Hay un montón de poesía en nuestro sitio; si quieren leer más, vayan acá.)

Hablemos de otras tías. No: hablemos de una tía; de La Tía. La Tía es una de Las Comadres, un restaurante/cabaña a orillas del río Ramos, municipio de Allende, Nuevo León. Las Comadres tienen un trato famosamente duro. Te mientan la madre a la menor provocación: marca de la casa. Y tienen otra cosa famosa: una sazón a prueba de la más injuriosa de las mentadas. Su cortadillo es de una profundidad insondable, abisal. (Acá hay una receta de cortadillo, por si ocupan.) Después de probar sus alucinantes cebollas encurtidas le preguntamos a La Tía: “Señora, ¿qué llevan esas cebollitas tan sabrosas?” La Tía: “¿Pos a qué te supieron, cabrón?” HojaSanta [con la cola entre las patas y el miedo en la mirada]: “A limón y… ¿a chile piquín?” Y La Tía: “Pos eso llevan, ¡shingao!” No nos quiso dar la receta, obveo, pero desarrollamos un método para hacer unas parecidas. Quedan bien. Úsenlas para acompañar ese cortadillo o un asado de puerco. O tacos de chicharrón. O así nomás, solitas, metiendo la mano al frasco, parados ante el refri a media madrugada, mientras la ciudad sigue dormida como un animalito. 

(Entre paréntesis parte 1. si tienen asado de puerco a la mano, úsenlo también para hacerse unos frijoles con veneno; entre paréntesis parte 2. si quieren seguir nuestra cobertura de la cocina norestense: clic aquí.)

Paseen por nuestro sitio. Se sabe que hay de todo, siempre y cuando esté relacionado así sea apeniiiitas con comida. Hay una papada inolvidable, hay muertos que no se van. Hay algo sobre el plato peor tratado de México (según una columnista) y hay personas que queremos olvidar, sentadas a la mesa. Si piensan intentar una suerte de limpia (que no dieta), una desintoxicadita, pueden hacerla de cinco días o de dos semanas con nosotros. Si no, pus no. 

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Y sírvanse una copa de espumoso. Es lunes.