Cine y comida

 

Dos artes que se exploran mutuamente

Del texto Como el cine endulzó mi vida, de Daniel Krauze.

Del texto Como el cine endulzó mi vida, de Daniel Krauze.

El cine está explorando constantemente el más grande de los temas: la comida. Van de la mano desde que la fotografía se puso en movimiento y se convirtió en cine. Recuerden El almuerzo del bebé de los hermanos Lumière, que es de ¡1895! En 1895 todavía no existía la distinción entre ficción cinematográfica y documental, y de cualquier modo se puede trazar una línea directa entre la peliculita de los Lumière y documentales como los pertenecientes a la serie One Minute Meal, así sea por su instantánea brevedad. En HojaSanta hemos insistido en traerles documentales para gastar sus mañanas en la oficina. Por ejemplo, Los herederos, que explora el trabajo agricultor infantil, o Permanecer en la merced, que es un alegato por nuestro querido mercado capitalino. También, en una emergencia ambiental, quisimos acercarlos a Cowspiracy, un documental/grito de alerta.

Zodiac (2007)

Zodiac (2007)

Hemos escrito mucho sobre cine. (Nuestro sexto volumen estuvo dedicado a esa arte. Cómprenlo acá.) Tenemos ensayos como este sobre el viejo asunto de la comida en el cine criminal hollywoodense o este sobre la lucha de clases –a través de la comida, de Acá las tortas a Y tu mamá también– en el cine mexicano. March Castañeda se hizo la vieja pregunta Orson Welles, ¿por qué estás tan gordo?, e intentó varias respuestas. Léanlas; no son las que esperan. En este ensayo, a su vez, se encuentran las lecciones del restaurante ficticio y en este otro, la rara aproximación del cine a la cocina francesa. (Spóilers: lo ha hecho con mamonería y pasmo.) Daniel Krauze ha evocado cómo el cine endulzó su vida y Pablo Duarte ha escrito un elogio de las palomitas –de microondas, por cierto–. Háganse unas para ver Next floor, un corto de Denis Villeneuve, o estos tutoriales de cocina reimaginados en el estilo de algunos cineastas bien conocidos. (Incluyen una dulcísima receta extraída de Grand Budapest Hotel.) También lean el poema intensamente cinematográfico A un paso de ellos, de Frank O’Hara, en traducción de Isabel Zapata, y piérdanse en esta película en stills de la fotógrafa y cineasta Eva Villaseñor: El mundo reverdece.

Un día de furia.

Un día de furia.

Y bueno, además de hacerse unas palomitas, pueden cocinar para perderse algunas horas frente a Netflix. Cositas sencillas como un sándwich cubano, una torta de vegetales, unas papas a la francesa y un Nazi punch, coctel necesario en estos días turbulentos.

El cine no se acaba.