(Un) Taco de huevo con macha

 

Hay al menos dos maneras de hacer un gran GRAN taco de buebito con macha. Una rápida y una, en comparación, lentísima. La rápida es más difícil porque su espectro de “error” es nulo. En la lenta –cuya guía encontrarán en la nota al pie de este post– pueden distraerse y no va a pasarles nada. Puesto el huevo a cocerse, en la rápida tendrán cuando mucho un minuto para acabar todo con éxito o descartar y volver a empezar. (Tampoco tiren el huevo si no les sale, no se pasen. Cómanselo y ya: mañana vuelven a intentarlo. O dénselo a sus perritos; esos weyes se comen todo.) En la lenta pueden repensar, regresar, reacomodar. En la rápida, mise en place es todo. En la versión lenta es posible hacer más de un taco a la vez; en la rápida, mejor concentrarse en un taquito: este taquito, que comerán ustedes mismxs o depositarán en el altar del cruel e insensato dios del amor representado en la persona a la que le sirvan el taco. Cada quien decidirá. Hoy hoy hoy acá en HojaSanta nos gusta más la versión rápida. (Mañana quién sabe.) Necesitan tener dos quemadores de la estufa libres, un comal y una sartén pequeña o, a falta de comal, dos sartenes pequeñas. 

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Ai les va.

Esta receta es para 1 taco

INGREDIENTES
½ chile serrano pequeño
1 ramita perejil o cilantro o menta; vaya, unas hojas
2 huevos frescos, grandes
Sal
1 tortilla de maíz, de preferencia criollo (sólo de preferencia, cualquier otra tortilla sirve); que no esté fría
½ cucharada grasa comestible (aceite neutro, aceite de oliva, mantequilla… nosotros usamos ghee)
Pimienta negra, de preferencia en un molino
1 cucharadita salsa macha (o un poco más, o al gusto) (acá usamos la de Tremenda Macha, un delicioso y bravucón proyecto pandémico; cómprense un frasco acá)

Tengan listo un plato calientito para servir su taco, aunque también es amable pasarlo con la mano, como un maestro en una barra de sushi. 

Calienten a fuego medio bajo un comal o una sartén, de preferencia de fierro. Déjenlo ahí calentándose mientras hacen su mise en place.

Tomen el chile serrano y córtenlo en rebanadas diagonales muy finas. Ténganlo a la mano.

Separen las yerbas y resérvenlas cerca de donde vayan a comer o servir su taco.

Rompan los huevos en un tazoncito y bátanlos bien con un tenedor (bien=hasta que el color sea amarillo parejo). Sazónenlos con sal.

Calienten otra sartén a fuego medio alto en el segundo quemador.

Pongan la tortilla en el comal (o en la primera sartén); caliéntenla, vuelta y vuelta, unos segundos por cada lado, vuelta, unos segundos, vuelta. Y así hasta que esté caliente. No quiten la tortilla del comal.

Ahora pongan la grasa que hayan elegido en la segunda sartén. Cuando la grasa esté caliente, agreguen el huevo. Muévanlo rápido con el tenedor de aquí para allá. Impidan que se pegue. Pasando unos 10-15 segundos, 20 máximo, apaguen el fuego de esa sartén. El huevo debe verse apeeeenas cocido, saliendito de crudo. No muevan la sartén de donde está.

Suban el fuego del comal a todo lo que dé. En dos vueltas, quemen tantito las orillas de la tortilla. Una ribeteada nomás, 5-7 segundos.

Pasen la tortilla al plato. En chinga, pongan el huevo en la tortilla, enfilándolo para ser taqueado. Notarán que su cocción avanzó “mucho” en este lapso brevísimo –breve como la vida de cien soles– pero el huevo sigue tierno. Y va a seguir cociéndose porque la tortilla está bien caliente y el plato al menos tibio. Pónganle pimienta al taco, dos vueltitas del molino; luego, las rebanadas de chile serrano; luego, las yerbas. Al final, la macha al gusto. Mírenlo un instante. No hay tiempo de la foto. Otro día instagramean. Esto es de lo poco bueno que nos trajo la pandemia. Cómanselo. ¿Qué esperan, carajo?~


Nota. Para preparar un huevo muy similar pero lentamente y con menor posibilidad de error háganlo siguiendo el camino que les propone Michael Ruhlman en este post. Es a prueba de distracciones. Y para mayor artesanía pueden hacer ustedes su propia macha. Sigan esta receta de Enrique Olvera y compañía o ya en plan de veras de aprenderle intenten esta negra bomba de umami macha de nuestro hermano Edo Nakatani. Siempre hay modo de trabajar más bonito. Eso se sabe.