Villa: Un coctel revolucionario

 

por HS; fotos: Paula Tobón

 
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La coctelería de Rufino, gastrobar en la colonia Roma, está enfocada en los destilados mexicanos. “Tenemos bacanora, raicilla, tequila, mezcal, pox, sotol…”, dice su mixólogo, Irving Araico. “Queremos que Rufino sea totalmente mexicano, con destilados mexicanos que tal vez no pruebas o encuentras en todos lados.” Rufino representa a México. “El ambiente, la comida –tenemos unos panuchos de lechón que son increíblemente buenos, tenemos volcanes de short rib, tacos de pescado estilo Baja, tacos de camarón, tacos de rib eye–, y por supuesto los cocteles. Rufino es esa combinación entre la buena comida y el buen coctel.” 

La coctelería de Rufino es muy aromática. No nos sorprenda: Irving vivió por el Mercado de Sonora, que, como él dice, “es muy representativo de aromas, misticismo, embrujos… Vivir por ahí me llenó siempre de aromas”.

Recientemente, Irving decidió hacer un coctel con tequila Revolución. Para desarrollarlo, se inspiró en una salsa verde. “Me gusta mucho que la gente nos conoce a los mexicanos porque a todo le ponemos picante”, dice. Y pues sí, ¿no? Todo tiende a verde en este coctel. “El maguey, el agave que, aunque sea un agave azul, en cuanto se va jimando es totalmente verde; aguacate, como ingrediente principal, yerbabuena y Ancho Verde, que es un licor de chile poblano, de los licores más viejos en México, de 1927. Estaba un poco olvidado, pero ahorita está agarrando de nuevo su historia.” Sólo el limón es amarillo, “porque el limón verde es demasiado ácido y mata mucho el sabor del aguacate”.

¿Y cómo se llamará este coctel? Nombrarlo no fue un trabajo sencillo. “A mí se me ocurrió primero Los Pelones, ya que en la época de la Revolución había una distinción. Se decía: ‘ahí viene la chusma’, que era la gente de pueblo que se estaba alzando en armas, o ‘ahí vienen los pelones’, que era un grupo encabezado por soldados de rango muy élite.” También le quiso poner Los Dorados, y este nombre lo llevó al que terminaría llevando: Villa, un nombre indisoluble de la Revolución Mexicana.

Ahora sí, háganse de una botella de Revolución Cristalino, que, como dice Irving, “tiene un sabor avainillado, dulce, y para mí es increíblemente bueno poder tomar algo así” y prepárense un Villa. Aquí está la receta, claro:

 
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1 laja de aguacate
8 hojas yerbabuena
½ oz jugo de limón amarillo
2 oz Tequila Revolución Cristalino
1 oz jarabe de tuna
1 oz Ancho Verde

Coloquen en el shaker la laja de aguacate, la yerbabuena, el limón y maceren bien los ingredientes. Agreguen hielo y viertan el resto de los ingredientes; sirvan en una copa cupe, haciendo doble colado para que no se vaya ningún sedimento. Decoren con una cáscara de aguacate y un ramito de yerbabuena.