El quenelle perfecto

 

El día de hoy solemos vincular la palabra quenelle con la manera en que moldeamos ciertos ingredientes para lograr una presentación elegante de un platillo. En realidad, el quenelle original es un platillo que viene de Francia. Se dice que surgió alrededor de los siglos XVII y XVIII, era una especie de croqueta hecha con masa de sémola o harina, y eran muy populares en los menús de los reyes franceses.

Tiempo después, en Lyon, se mejoró la receta y surgieron los famosos quenelles lyonaises. Consisten en una pasta, hecha con harina, huevo y leche, rellena de una proteína. Se sirve con salsa de tomate, salsa bechamel o un caldo de carne. Otra forma de prepararlos es “al natural”, o sea, sin relleno. Esto se popularizó durante y después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la escasez de alimentos obligó a simplificar al máximo cualquier comida.

Las quenelles lyonesas se hicieron famosas por todo Francia y ahora son un platillo típico que encuentras en cualquier restaurante francés del mundo. Por otro lado, lo que realmente se popularizó fue la forma en la que se presentan los quenelles, es una figura alargada, ovalada, cilíndrica… En fin, la palabra que la define a la perfección es “en forma de quenelle”.

Esta palabra es muy utilizada en el mundo de la gastronomía para definir la forma de presentación de un platillo, ya sea dulce o salado. Un quenelle muy popular es el quenelle de helado, que solamente se logra si tienes la consistencia perfecta de un helado (suave, esponjoso y lo suficientemente resistente para mantenerse en una posición) y si dominas la técnica de moldear quenelles, ya sea con ayuda de una o dos cucharas.

Lo más importante aquí es el helado. Sin un helado perfecto no puedes hacer un buen quenelle. Es más, sin tener la consistencia perfecta de cualquier ingrediente, entonces es casi imposible llegar a la forma ideal de un quenelle. Para cualquier caso, recomendamos usar PACOJET, que ayuda a crear el helado, la masa, o el puré perfecto, para hacer un quenelle perfecto.