Buenos días, tengan un pepino

 

Al menos dos artistas notables han visto el pepino con ojos no erotizados. El primero es Luis Elgidio Meléndez (1716-1780), cuyo Bodegón con pepinos y tomates es una vida pausada unos momentos antes de una ensalada: ahí están, además de los vegetales, el aceite de oliva y el vinagre. Meléndez contrasta sabiamente la rudeza de la piel del pepino con la del tomate (vean esos tomates: así eran antes de que la cadena de producción los echara a perder); la de la superficie de la madera con la del envase de aceite.

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El segundo es el austriaco Erwin Wurm (1954). Su pieza Selbstporträt als Assiggurkerl (Autorretrato como pepinillo, 2008) es una instalación de 26 pepinillos colocados sobre plintos blancos de diferentes estaturas. Hay algo cómico en este autorretrato, pero también hay algo inestable, inquietante –la inquietud que está en cualquier autorretrato, que es decir en cualquier espejo.

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Qué mundo extraño y bello.~