Micelio, micielo, ¿dónde andabas? Te extrañaba horrible

por Sexto Colectivo; fotos: Ana Lorenzana

 
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La lluvia nos trae de vuelta a la tierra con sus hongos silvestres. Más allá de su diversidad biológica, aquí entre nos queremos hacer un ejercicio sobre el micelio. Nombrarlo, ensayarlo o preguntarle su nombre. Micelio, dime, ¿cómo te llamas? Y Micelio responde: no me preguntes a mí, pregúntale a la etnomicología y a sus herramientas, dile que te hable desde la vibrante cultura que me rodea, reconócela como una estructura: el micelio cultural.

Los hongos han sido portadores de alimento, salud, juego, estímulo espiritual. Boletus edulis, que conocemos por su delicado sabor a carne (¿o es al revés? ¿reconocemos la carne por su sabor a boletus?), su textura firme, su olor a tierra mojada, es quizás una de las primeras especies en presentarse. Tiene muchos nombres. Cada uno hace referencia a características muy particulares de su sabor, su forma, su localización, su recolección, su temporada. Miren: ji’i pan, xi’i taka y’a, nchjo pantsi, pancita (yo), pambazo, porcini, cèpe de Bordeaux (yo también), borovik, herkuttati, steinpilz. Estos nombres son evidencia de un vínculo cultural con los hongos silvestres. Los cinco primeros pertenecen a diferentes comunidades indígenas mexicanas; los últimos cinco a Italia, Francia, Rusia, Finlandia y Alemania. El hecho de que hoy podamos sentarnos a la mesa y degustar Boletus edulis con la “tranquilidad” de que no terminaremos intoxicades es reflejo de una larga tradición que, empíricamente, ha sentado bases sólidas del consumo de hongos silvestres.

La mayoría de los hongos silvestres que consumimos pertenece al subreino Dykaria, que tiene a su vez dos divisiones: Ascomycota (las morillas o las trufas, por ejemplo) y Basidiomycota (¡Boletus!). No entraremos en detalles específicos sobre su biología (por más alucinantes que sean, wink wink) pero es importante considerar una estructura común a ambas: el micelio. Conformado por una red de fibras cilíndricas que se extienden por el subsuelo u otros substratos –por ejemplo, materia orgánica en descomposición–, el micelio está encargado de la absorción de nutrientes para mantener al hongo con vida. Algunos de ellos pueden ser milimétricos y otros cubrir áreas enormes. Estas redes, como todo lo esencial, son invisibles a la vista. Y mantienen la salud de los bosques también.

La etnomicología mexicana ha sentado sus bases en el conocimiento de múltiples comunidades indígenas. Nos ofrecen un acervo cultural que no puede ser ignorado y son, quizás, nuestras principales proveedoras de hongos silvestres. Explorar los hongos y su relación con todas estas comunidades es una tarea que excede las capacidades de cualquiera, entonces (por hoy, luego ya veremos) decidimos centrar nuestros esfuerzos en una de ellas: la mixteca. El códice Vindobonensis, de origen mixteca, es uno de los registros prehispánicos más relevantes sobre el uso de hongos. Su contenido describe deidades asociadas a su consumo con fines espirituales, junto con el pulque, denotando un fuerte papel en la cosmogonía mixteca. (La comunidad mixteca se hace llamar ñuu savi: “gente de la lluvia”. Qué boñito.) Durante la conquista, los españoles identificaron los hongos alucinógenos como un fuerte obstáculo para su misión evangelizadora, por lo que eliminaron su consumo casi en su totalidad.

Pero los mixtecas, por suerte, lograron conservar una rica y abundante tradición de consumo de hongos. Y ahora la Mixteca Alta será el foco de la atención de Sexto Colectivo. Han nutrido su investigación con diferentes casos que ilustran la compleja relación del sápiens y los hongos comestibles. Esta temporada se trata de explorar los hongos (o ji’i, en mixteca). Es el inicio de una colaboración con comunidades oaxaqueñas, en especial de San Esteban Atatlahuca –con Osvaldo Sandoval (@osvaldo._.sandoval_) como su representante–. Esta temporada no sería posible sin su colaboración ni sus invaluables aportaciones.

Buscaremos hongos y los cocinaremos. Sobre todo, haremos visible ese micelio cultural. Boletus edulis somos todas.~


Si quieren cocinar una receta con hongos de la mixteca, Sexto Colectivo preparó para ustedes un kit para llevar a casa:

SEXTO EN CASA HONGOS DE LA MIXTECA SEGUNDA EDICIÓN

1,400 pesos, para 4 personas

Aprendan sobre los hongos silvestres comestibles de San Esteban Atatlahuca y prueben los sabores de esta comunidad mixteca en Oaxaca. Elaborado en conjunto con el equipo de Alma y la comunidad de San Esteban Atatlahuca, el kit incluye:

  • Contenedor de tela con bordado a mano

  • Figura de hongo coleccionable tallada en madera

  • Información etnobiológica sobre los hongos incluidos

  • Ingredientes de San Esteban Atatlahuca para preparar una receta mixteca (4 porciones)

  • Receta con apoyo audiovisual

 

NOTAS

  • Recibirán su Sexto en casa el viernes de la semana que hagan su pedido

  • Sigan las recomendaciones para el consumo de hongos silvestres comestibles

  • El contenido y contenedor de Sexto en Casa Hongos de la Mixteca cuentan con un respaldo de investigación etnográfica, y cada uno de sus elementos juega un rol específico para comunicar nuestro mensaje, por lo que no existe la opción de personalizar el contenido.