Adiós a todo eso. (Bienvenidos al nuevo mundo.)

 

por Scarlett Lindeman; foto: Stephen Shore

 
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En estos días el mundo de la cocina (y el mundo en general) se siente tirado a la mierda. Leer las noticias a diario es asomarse a un socavón sin fondo, y a veces caer en él. Todo el mundo es una caca gigantesca. Literalmente. Materialmente. (Y en sentido figurado también.)

La otra vez me puse a hacer malabarismos con la esperanza y el nihilismo. El resultado fue un compilado de deseos (muchos de ellos irrealizables): de grandes despedidas. Como quien se prueba un abrigo carísimo solo para sentir su peso sobre el cuerpo, para verse en él (a sabiendas de que no lo puede pagar). Nos urge un mundo nuevo (aunque sabemos que no lo podemos pagar). Modos nuevos, restaurantes nuevos, autoridades nuevas. Esta despedida es un ejercicio de imaginación.

Adiós al sexismo en la cocina. (Y fuera de ella también.)
Adiós a la gente que no deja propina. 
Adiós a las monedas de 10 centavos. (¿Para qué, dios mío?)
Adiós a la gente que pide comida para llevar –pero come en los contenedores desechables en el restaurante!
Adiós a los policías que ponen arañas en los ubers que están esperando a sus clientes. (No sean gandallas.)
Adiós a los limones secos. (Bienvenidos limones gorditos, verdes, jugosísimos.)
Adiós a usar la categoría “comida china” para referirse a las muchas cocinas del Asia. (Bienvenida cocina malaya, vietnamita, balinesa, sechuan, mandarina, tai y todas las demás!)
Adiós a Telmex. (Eso no va a pasar.)
Adiós al avocado toast. (Broma.)
Adiós a los fariseos presumidos que les dicen NO a los popotes pero compran agua de botella en Oxxo. (Bienvenida agua de la llave.)
Adiós al acoso sexual en la industria restaurantera. (Y en el resto de las industrias también.)
Adiós a esperar dos horas para entrar al brunch. (Bienvenidas tazas de café con relleno clandestino de champaña.)
Adiós al Bocatín como postre en las comidas corridas. (Bienvenido Bocatín en cualquier otro momento.)
Adiós a los gin tonics con veinte adornos. (Es un coctel, no un pinche jardín.)
Adiós a querer pagar con quince tarjetas diferentes en una sola mesa. (No mamen.)
Adiós a las infecciones de salmonella. (Lo digo por experiencia.)
Adiós a todo eso. Bienvenidos al nuevo mundo.~


Este texto es parte de nuestro especial Maneras de despedirse. Pueden leerlo aquí, y de paso decirle adiós a la versión impresa de HojaSanta.