Sobre la vez que me escapé a San Francisco en plena pandemia (incluye mapa)

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por Yuls Suárez

Ay, tampoco me vean con esa cara. No es que muriera de ganas de subirme a un avión. Fue, como dicen, por causas de fuerza mayor. El caso es que justo cuando California entró en el segundo lockdown de la pandemia tuve que ir a San Francisco. Moriré algún día, pero esas imágenes de aeropuerto no se me van a olvidar. Era como si hubieran vaciado el set de una película, o como si nadie hubiera llegado aún al set, o peor: como si yo me hubiera equivocado de día de llamado después de la desmañanada y las prisas y el uber todo sospechoso: “¿Sí va al aeropuerto, señorita?” Sí, sí voy. Volar con ese destino era extraño, casi sobrenatural. El asiento junto a mí decía DO NOT SIT, y yo cabeceaba y sentía que el espíritu de Walter Mercado me acompañaba, todo pensativo en su brillante túnica rosa. (Netflix, no te pago por meterte en mis sueños.) Y luego llegué a San Francisco y la fuerza mayor se resolvió. Y comí. No mucho porque #pandemia pero comí pan dulce en Tartine Bakery, montones de mariscos en Swan Oyster Depot, una dona memorable en Bobs, un entrepán de hongos en Plow (pronto en su gustada sección #Entre2Panes), comida laosiana en Hawker Fare, una pita de huevo en Noosh, un lobster roll en Woodhouse Fish Co. (nota al margen: necesitamos buenos lobster rolls en CDMX, alguien póngase las pilas o me las pongo yo alv), sándwiches de carnes frías en Molinari Delicatessen, pastrami, ensalada de papa y bagel de huevo en Wise Sons y, ya de retache, un bun de huevo con tocino en Slapfish, aeropuerto de Los Ángeles, terminal 2, la única que tiene comida ahora. ¿Sí les dije que sólo estuve allá tres días? Bueno, pues eso. Abajo está el mapa. Ése es para el día que se pueda viajar sin presencias fantasmales. Por hoy les dejo mucho mucho amor.~

 

 

Yuls Suárez tuvo que ir a San Francisco. Nos trajo un mapa.

 
 
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