Queríamos ponerle un título genial a esta nota...

 

Queríamos ponerle un título genial a esta nota, uno que transmitiera la belleza melancólica de un café vertido sobre una bola de helado de cardamomo a media tarde, el sol pegándole a la taza por un borde, soltando como un destello desde ahí (como otro sol, un sol chiquito que sí se tapa con un dedo), pero no se nos ocurrió.

foto: Ana Lorenzana

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Lo que sí pudimos hacer fue conseguirles una receta de helado de cardamomo, esa especia intensamente aromática, de una fragancia tantito resinosa, con una frescura, una manera de frialdad que a algunos les recuerda a la menta (o, un poco menos, al eucalipto). El cardamomo tiende a limpiar la nariz y la conciencia, a dar la sensación de que no hemos comido nada y no tenemos culpa alguna. En helado, esas características se potencian y se redondean con la cremosidad láctea. Agréguenle café y es dar una voltereta, una machincuepa inesperada de limpieza y amargura, de intensidad especiada y notas de tostados, de pecado y redención. Háganlo hoy, temprano, para beberlo cuando caiga la tarde. Es un placer secular, no apto para almas devotas.

INGREDIENTES
2 tazas crema
1 taza leche entera
1 cucharada granos de cardamomo
6 yemas de huevo
1/2 taza azúcar
1/2 cucharadita sal
Cápsulas de Nespresso Master Origin Indonesia (la cantidad de helado les dará para al menos 8 affogatos)

Pongan la crema y la leche en una olla mediana y llévenla a un hervor lento. Mientras tanto, tuesten los granos de cardamomo en una sartén a fuego medio alto hasta que suelten su inconfundible aroma a cardamomo, unos 30 segundos. Pásenlos a una tabla y aplástenlos con el lado plano de un cuchillo grande. Retiren los lácteos del fuego en cuanto suelten el hervor, agréguenles los granos de cardamomo y déjenlos infusionarse 30 minutos.

En un coludo u olla pequeña y pesada mezclen con un tenedor o un batidor de globo las yemas y el azúcar. Sin dejar de mezclar, agreguen los lácteos, colándolos.  

Pongan la olla a fuego medio bajo y cuezan la mezcla, moviendo frecuentemente, hasta que espese y se pegue ligeramente a una cuchara. (Si pasan el dedo por atrás de la cuchara debe quedar un caminito.) La temperatura debe ser 76-77 grados. Agreguen la sal.

Cuelen de nuevo la mezcla y enfríenla hasta que baje a unos 4 grados. Pásenla a la máquina de hacer helados y procésenla según las instrucciones del aparato. Pásenla a un contenedor y congélenla al menos 4 horas antes de servir.

Pongan una bola de helado por taza; preparen espressos directamente sobre el helado. Beban. Otro día expían sus culpas.~


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