La solución es el problema

 

texto por Alonso Ruvalcaba; fotos: Emilio Valdés

I
Encima de todas las montañas de basura hay un perro.

 
 
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II
Ahí en las montañas de basura hay un contenedor de unicel. Hace rato lo estoy viendo. ¿Qué me dice –blanco, indestructible, sonoro (ya lo han escuchado emitir su grito al momento de romperse: es agudo, afilado, no letal)– el contenedor de unicel? Me dice: soy la solución. Y es cierto. El hombre, industrioso, encuentra problemas donde pone la vista. Hay una pieza de pollo, hay una torta, hay unos tacos, y él dice, en silencio pero lo dice: tengo que llevar esto a otro lado. Entonces trabaja y el fruto de su trabajo se llama unicel. Y trabaja sobre él, lo manipula, lo moldea, lo hace bello y blanco y perfecto. Puede llevar pollo, torta, taco de un lado a otro. Y después de comer pollo, torta, taco, pone ese artefacto, esa obra de su industria, ese trabajo de su maestría sobre las cosas que están en el mundo, esa solución brutal a sus problemas de acarreo, en la basura. «¿Qué tal estuvo el pollo, torta, taco, mi amor?» «Bien. Rico. Mal. De la chingada». Pero el contenedor es la solución. Es deliberado: tiene ocho esquinas, curvadas; tiene una capacidad, digamos, de 500 mililitros; tiene un color o una suma de colores: blanco. Este contenedor no es aleatorio, fue pensado como una solución. Y como una solución a algunos problemas –pollo, torta, taco– es perfecto, es una obra maestra de ingeniería y precisión.

III
Propongo esto como principal razón por la que el ser humano es inasible, por la que el ser humano se nos escapa de las manos. Déjenme ver si puedo decirlo bien: todas las soluciones que encuentra el ser humano son semillas de problemas futuros. Encima de una montaña de basura hay un perro. Está parado sobre un contenedor de unicel. Lo huele, lo chupa. Algún día el pedazo de unicel contuvo un pollo, una torta, un taco. Pero es inquebrantable este contenedor. Contiene todo lo que está mal entre nosotros. Es mierda irreciclable, es basura. Si alguno de nosotros pudiera lanzarlo al universo sería culpable de un crimen sin redención. El contenedor de unicel es interminable como un pequeño mundo. El contenedor de unicel y sus hermanos están poblándolo todo, interminablemente porque son inmortales, uno tras otro, uno encima de otro, aplastando el mundo, convirtiendo el mundo en una gran bola blanca de unicel, asesina de hombres, de mujeres y de perros, y diciendo, con una hiriente sonrisa cuyos dientes están hechos de vidrios y unicel y porquería: soy el problema.

IV
Siempre hay un perro encima de las montañas de basura. Ese perro existe, por supuesto; es real. Pero también es un perro simbólico. Dice: todo esto que está debajo de mí es la solución. Dice después: todo esto que está debajo de mí es el problema. Y yo justo me quito los oídos antes de que voltee y me pregunte: Alonso, ¿y tú qué vas a hacer?

 
 
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