Una fresca brisa etiope

 

#Coautorías es la sección que dedicamos a hablar sobre los proyectos de nuestros patrocinadores. No hay de qué preocuparse: creemos en estos productos más allá de nuestra relación con los clientes.

1.gif

Un momento, un momento: ¿cuándo diantres terminaba la canícula?

Una googleada dice que el 20 de agosto.

Otro momento, perdón: ¡¿a cuánto estamos?!

Es septiembre ya, entrados en la primera semana, y el calor sigue derramándose despiadadamente sobre las calles de México. El sol baña a justos y pecadores, y las calles se atestan de gente acalorada que busca escabullirse de los rayos y arrimarse desesperadamente a una sombrita, por modesta que sea. El transporte colectivo deviene en temazcal involuntario, y los edificios ondulan suavemente cuando uno alza la mirada y los contempla a través del vapor que se eleva al cielo. El verano aún no termina, el cielo es todavía de prístino azul; la lluvia cae poco y mal y es peor porque solo enciende el bochorno. En suma: hace calor, hace demasiado calor, y aunque el otoño ya se intuye, ya se arrastra lentamente hacia nosotros con la promesa de enfriar esto en unas cuantas semanas, el verano parece aferrarse a estos días con sus dedos pegajosos.

La solución, por supuesto, la tiene Nespresso. Sabemos ya que tomar el café exclusivamente caliente implica perderse un mundo de posibilidades; entre ellas, la de este trago refrescante que, entre el cuerpo del café etiope y la frescura de la toronja, puede hacernos olvidar que la canícula parece querer quedarse a vivir en la ciudad de México.

INGREDIENTES

1 cápsula de Café Nespresso Master Origin Ethiopia
20 mililitros jarabe de toronja
100 mililitros jugo de toronja rosa
5 mililitros jarabe de saúco
Rodaja de toronja

Pongan el jarabe de toronja en un vaso. Agreguen 3 cucharadas de hielo picado y el jugo de toronja. Paralelamente, extraigan la cápsula de Master Origin Ethiopia en un shaker con hielo; agiten para meterle aire y sírvanlo en el vaso donde ya tienen el jugo y el jarabe de toronja. Decoren con la toronja y listo: de la canícula ni quién se acuerde.~