David Lynch prepara quinoa
Sólo David Lynch nos puede convertir al quinoísmo.
La quinoa: se diría que medio mundo quiere que la comamos. #Dicen que es un superalimento: que contiene antioxidantes, antiinflamatorios, grasas buenas para el corazón. Que es una proteína completa en forma vegetal. Gwyneth Paltrow, Kim Kardashian, Jennifer Aniston y otras personas perfectas pregonan a voces sus virtudes. Pero la verdad es que sólo alguien como David Lynch puede hacer una receta que de veras nos convierta al quinoísmo. Déjense llevar a su universo:
Parte 1:
Parte 2:
INGREDIENTES
½ taza quinoa
1 ½ tazas brócoli orgánico (frío, de la bolsa)
1 cubo caldo de vegetales
c/s Braggs Liquid Aminos (si ustedes son como nosotros, querrán sustituirlo por salsa de soya, usukuchi de preferencia)
c/s aceite de oliva extra virgen
c/s sal de mar
Llenen una olla mediana de fondo pesado con agua, agua fresca, fría. Pónganla al fuego, debe ser un buen fuego alto –o, como dice Lynch, a nice hot flame–, agreguen varias pizcas de sal de mar.
Miren la quinoa. Es como arena. Son granos muy muy apretados, pero se va a inflar.
Desenvuelvan el cubito de caldo. Rómpanlo con un cuchillo pequeño, déjenlo esperar ahí. Va estar feliz de quedarse esperando ahí.
Cuando el agua llegue a hervor, agreguen la quinoa y tapen la olla. Bajen el fuego y dejen cocer 8 minutos.
Mientras tanto, vayan por el bróccoli al refrigerador y apártenlo. Llenen una fina copa de cristal –la que les regalaron Agnes y Maya de Lódz, Polonia– con vino tinto, porque esto es lo que hay que hacer mientras preparan quinoa. Salgan al balcón o al jardín, siéntense, échense un cigarro y piensen en todas esas pequeñas quinoas hirviendo en la olla.
Agreguen el bróccoli, tapen, cuezan 7 minutos más.
Mientras tanto, salgan otra vez y cuenten la historia del tren de carbón que se detuvo en aquel paisaje árido, polvoso, en una noche sin luna en Yugoslavia en 1965 y la historia de la polilla rana y la monedita de cobre que se convirtieron en una botella de agua dulce violeta, seis cocacolas heladas y puñados y puñados de monedas de plata.
Apaguen el fuego, agreguen el cubo de caldo y meneen con la punta del cuchillo.
Sirvan la quinoa en un tazón, mojen con los aminoácidos (o la salsa de soya) y el aceite de oliva. Disfruten.
Este video es un extra del DVD/BluRay de Inland Empire. Obra maestra.