Los dos caminos de Barro de Cobre

 

Collage por Arantxa Osnaya

 
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Hay un montón de buenos mezcales, pero hay muy pocos –pero en serio muy pocos– buenos mezcales que además se dejan pagar y que es un gusto tener a la vista, ahí paraditos en la barra o en el carrito de mezcales. (¿Cómo? ¿No tienen un carrito de mezcales? Bu. Nosotros tampoco.) Barro de Cobre es esa rareza de mezcal.

Les llamará la atención desde el nombre. Barro de Cobre nació hace tres años en Río Ejutla, Oaxaca, con la idea –única, al menos hasta el momento– de producir un mezcal que combinara dos grandes tradiciones: la ancestral y la artesanal. En la tradición ancestral, el mezcal se destila completamente en ollas ollas pequeñas, de aproximadamente 30 litros; mientras que en la artesanal se usan ollas de cobre de entre 500-600 litros. Los maestros mezcaleros de Barro de Cobre –Adrián y Lucio Bautista, padre e hijo– son también master blenders; crean dos mezcales cada uno destilado dos veces, cada uno con un proceso distinto, ancestral y artesanal, y al final elaboran una mezcla de ambos.

¿Y en qué resulta esta combinación, este blend completamente inusual? En la variedad 100% espadín encontramos hermosas notas de yerbas silvestres, de tierra mojada, de piña; en el ensamble de espadín y tobalá hay también mentol, eucalipto y una como mineralidad refrescante. El destilado en barro les da una redondez y una suavidad que los hacen pasar por la garganta como un apapacho.

Un purista podría decir que los dos mezcales de Barro de Cobre son ideales para beber solos –y sí, claro que lo son–, pero un explorador se aventuraría al coctel, a la mezcla sorpresiva. (¿No son Adrián y Lucio Bautista, al final, exploradores mezcaleros del territorio de la mezcla?) Ustedes dénselos como gusten, pero dénselos. Por lo pronto, aquí les dejamos un coctelito invencible. 

50 mililitros barro de cobre
25 mililitro cointreau
15 mililitros jarabe hecho en casa
1 cucharadita de ácido cítrico o esencia de cítricos
Costra de sal de Oaxaca

Escarchen el vaso con costra de sal de Oaxaca; agréguenle hielos, luego el resto de los ingredientes. Revuelvan suavemente, con amor oaxaqueño. Repitan un par de veces a lo largo de la tarde.~