Algodón de azúcar

 

por Josefa Ortega; fotos cortesía de Mauricio Limón

El azúcar es el psicoactivo legal más consumido en la actualidad. Es una sustancia cuyos efectos inundan la cotidianeidad contemporánea, ya sea en su versión pura o integrada dentro de la mayoría de los productos comestibles. El aumento del consumo de este producto ha sido vertiginoso. Un niño a principios del siglo pasado consumía un máximo de 15 gramos de azúcar por día; hoy se consumen más de 156 gramos: 1000% más. En su interés por los psicotrópicos más comunes, Mauricio Limón ha desarrollado un proyecto artístico que reflexiona sobre uno de los subproductos del azúcar: el algodón. 

 
 
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Mauricio Limón (Ciudad de México, 1979) es uno de los artistas jóvenes más reconocidos en la escena contemporánea mexicana. Fue seleccionado entre la lista de finalistas del premio Future Generation Art Prize 2014, destinado a artistas menores de 35 años de todo el mundo. Su obra abarca diversos géneros y medios, como pintura, dibujo, performance y video. Limón plasma un interés constante por las distancias sociales y por cómo el contexto enmarca a los sujetos de acuerdo a estereotipos de clase y raza. El artista establece relaciones con gente que, como él mismo dice, «vive al día», en las cuales busca erosionar las distancias de clase que el contexto marca constantemente. A partir de estas relaciones, en muchas de sus obras ha incluido representaciones de historias de vida y narrativas subjetivas de personajes urbanos de contextos marginales, como limpiaparabrisas y merolicos. Otro de los intereses constantes en su obra es la exploración en torno a experiencias psicotrópicas, y las posibilidades matéricas y plásticas de materiales ajenos a la producción artística. 

En una combinación de ambas inquietudes, durante los últimos diez años Limón se ha acercado a la producción del algodón de azúcar. Ha desarrollado su investigación con la colaboración de la familia Arroyo, quiénes –a lo largo de cuatro generaciones– se han dedicado a la elaboración del dulce y al perfeccionamiento de su técnica de producción. Además de ser descendientes de los que introdujeron dicha tradición al país, son los creadores de las máquinas modernas para la producción de este dulce. Originarios de Atlixco, los Arroyo han permitido a Mauricio conocerlos en la intimidad, en donde han compartido con él desde su técnica hasta su gusto por cantar ópera. 

 
 

Inicialmente el proyecto de Limón se refería a la exploración matérica del algodón, material efímero de colores encendidos y de textura etérea. En el marco de su investigación realizó la pieza And a Big Fellow Too, que se presentó en 2006 en el Trolebús y que consistió en inundar el espacio con algodón de azúcar, construyendo una instalación multicolor de capas de «nubes» de algodón. La obra integraba a su esencia la condición del material, y su cambio con el paso del tiempo constituía parte de la experiencia de la instalación. De esta pieza se conservan registros fotográficos de detalles de la instalación; perspectivas psicodélicas y abstracciones que dejan ver posibilidades plásticas de las formaciones del algodón.

Limón también generó el performance Degradación sobre traje, en el que uno de los Arroyo activaba la máquina productora de algodón frente al artista y lo cubría completamente con algodón rosa. El cuerpo del artista se convertía entonces en el alma de una escultura efímera; una gran nube rosa que escondía a un ser humano. La operatividad de este performance pone en cuestionamiento y en conflicto el papel del creador, ya que es el algodonero quien produce materialmente la pieza. Durante el proceso de producción del algodón se generan formas etéreas y seductoras, que dotan a la acción de una visión poética del acto de producir dulce.

Quizá a partir de esta experiencia, y como parte de su búsqueda, Limón se acercó a las posibilidades plásticas y visuales que ofrece la activación de la máquina, mismas que explotó de manera de nitiva en la pieza Cerniendo el azúcar, un video en el que Arnold Arroyo, cuarta generación del linaje algodonero, realiza el proceso de tamizado del azúcar en un espacio abierto cerca de Atlixco. El video podría describirse casi como una pintura en movimiento que llama a la contemplación del espectador. En la composición del encuadre vemos al joven tamizar el azúcar con movimientos enfáticos, y al fondo el volcán Popocatépetl y sus fumarolas. Después de este proceso, la máquina se activa e inunda el campo con algodón blanco y rosado, lo que crea una cama volátil que muestra las cualidades plásticas del material.

Con la recreación de una acción específica sobre la preparación tradicional del algodón, Mauricio Limón posibilita una mirada poética, de gran sutileza, con lo que logra una efectiva sublimación de lo cotidiano.