Almejas estilo Bulhão Pato

 

receta: George Mendes

¿Hay algo más portugués que un platillo de almejas llamado en conmemoración de un poeta? Tal vez no. Estas amêijoas à Bulhão Pato llevan el nombre de un poeta del siglo diecinueve; George Mendes dice en My Portugal, un libro que les urgimos a comprar, que “nadie recuerda su poesía, pero su platillo es legendario”. Primero que nada, pfff, ¿nadie recuerda su poesía, George? Preguntémosle a Google. Segundo que nada, aquí tienen la receta de estas almejas frescas, ácidas, juguetonas como una tarde a la orilla del río Tajo, con la hermosísima Lisboa a sus espaldas y ustedes preguntándose ¿cómo diablos llegué aquí?, ¿se puede ser más feliz o mi búsqueda termina en Lisboa? [Ver nota al pie.]

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La receta es para dos personas

INGREDIENTES

Sal
12 almejas
Aceite de oliva extra virgen
2 dientes ajo, rebanados finísimamente (estilo Buenos muchachos, incluso)
1 hoja laurel, rota
120 mililitros vinho verde seco, ácido (el resto de la botella tómenselo mientras cocinan, si quieren, pero asegúrense de tener más para acompañar)
2 ramas cilantro más ½ taza de hojas en rebanadas finas

En un tazón grande pongan agua fría y disuélvanle la sal suficiente para que el agua sepa a mar, a ese momento en que el Atlántico se va convirtiendo en el Tajo en las orillas de Lisboa. Bastantita, pues. Sumerjan las almejas en el agua, déjenlas ahí unos 10 minutos o hasta que escupan su “suciedad”. Debe verse arena en el fondo del tazón. Sáquenlas, colóquenlas en un colador, cepíllenlas hasta que estén muy limpias.

Calienten una sartén a fuego medio bajo. Agreguen el aceite, el ajo, el laurel. Cuezan, moviendo continuamente, hasta que sientan que los aromas del ajo inundan todo, unos 4 minutos. Agreguen las almejas, agiten un poco; agreguen el vinho y las ramas de cilantro; tapen, súbanle al fuego y sigan cociendo, agitando la sartén, hasta que las almejas empiecen a abrirse. El líquido debe hervir vigorosamente.

Saquen las almejas conforme vayan abriéndose; tapen y repitan. Luego de unos 5 minutos, hay que desechar las almejas que no se abran. Ni modo.

Desechen la hoja de laurel y las ramas de cilantro; cuelen la salsa, pasándola a un platón. Agreguen un poco de aceite de oliva, el mejor posible, de preferencia portugués. (Hay algunos increíbles.) Agreguen las almejas y las hojas de cilantro. Sirvan de inmediato.

Nota

La búsqueda de la felicidad sí termina en Lisboa. Sean felices: es la máxima venganza contra sus enemigos.


Y revisen nuestro mapa de Lisboa, la ciudad más bonita de Europa. Al diablo: del mundo.